FRAGMENTOS

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Estos versos formaron parte de una antología poética de nombre "Alouette" en 2013 por Editorial Dunken de Buenos Aires.  En ese entonces, escribía con el seudónimo de Miguel Valls (antes del boom de las redes sociales).


(SIN TÍTULO)
  
 I

 A veces siento una ausencia parecida al olvido. 
Ese ente abstracto que sonríe y saca su careta 
y tras de sí esconde un animal podrido. 

VI

Nadie compró boleto, una estación vacía,
y trenes que no esperan lo urgente necesario. 


LOS NOMBRES DE LA NADA 

I

Cigarrillos prendidos matando el tiempo a suerte,
las sombras de la noche, mañanas con olvido...

II

Después será este circo, decir que lo extrañabas, 
sacar la hipocresía, llorar en funerales, 
seguir viviendo a cuerda, la juventud se escapa.

III

Los rombos infinitos que conforman tu rostro
en un mar sin memoria y una vida con hambre.

IV

Esta mediocridad de ser un mierda práctico y sentirse muy útil, 
me vienen ganas grandes de ser un niño eterno y no un hombre sabio:
el tiempo se me ríe...

V
Los obituarios del absurdo esperan su tajada...

VI

Este feo vivir salvajemente, 
este ojo que busca porcelana,
vengan, vengan, vengan.
¡El olvido me gana!

VII

El niño no quería ser niño y pensó en ser hombre. Vivió por un momento su futura adultez. Amaneció vomitando su corazón entero...

VIII

Con prisa o sin demora en el dolor de nadie. 
¿Un soñar ahogado o esta vida monótona? 


ABRIGA EL RECUERDO DE LO QUE NO SOÑÉ

A mi madre.

Abriga mi alma el recuerdo de lo que no soñé, que de por bello, no llegó a ser un sueño.
Los tiempos felices llegan y yo los veo sentado en un café y fumando esperanzas, mientras, la gente que va y viene gritando como loca ni se percata lo frágil de sus vidas. 
Ya no importan églogas o poemas, o ser un vivo, técnico, salame de intelecto, y un puto bronceado color mierda.
sólo importa salir, sentir o respirar: el humo, el dolor, la tristeza o el aire. Saber que no hay eternidades, ni volar horas muertas...
Saber que después de esperar hay cadáveres y uno se llama Alicia y es mi madre que ahora es ya ceniza, polvo, canción y mundo. 
Que cuando veo fotos me percato de la mística y de la infinitud de su alma que son todas las almas. 
La mortalidad de su cuerpo y el mío y el tuyo, lo grande y lo eterno como el agua, la sal o el viento.
Te extraño, y, a veces, no me alcanza un recuerdo. No hay olvido sin lágrimas.
Entonces pongo esos millones de temas que te gustaban y remonto otra época de jovial felicidad, de madre, de niñez infinita, de un auto que llegaba a una escuela y de ahí salís vos, como debía ser siempre entre el dolor y el tiempo y toda esa esperanza...






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